24 de Abril de 2024

NI CHAIRO NI FIFÍ; GOBERNADOR

NI CHAIRO NI FIFÍ; GOBERNADOR

Por: Arturo Reyes Isidoro.- Soy de los que cree que el gobernador Cuitláhuac García Jiménez es una buena persona, que no actúa con maldad, aunque le falta malicia entendida esta como sagacidad para moverse en la selva de la política llena de fieras muchas de ellas dispuestas a destrozarlo.

A ello se suma su falta de experiencia administrativa, muy distante del activismo que practicó como militante político y diferente también de la tarea legislativa en la que pudo incursionar antes de asumir su actual responsabilidad.

Por referencias que tengo de reuniones internas con algunos de sus colaboradores, creo que a lo anterior se suma que, como se dice comúnmente, se monta en su macho y nadie lo hace cambiar de parecer o de alguna decisión que haya tomado.

O sea, para él hay solo una verdad, un solo punto de vista, una sola razón: la suya. Por lo tanto no escucha la opinión de otros ni acepta conceder el beneficio de la duda. Los integrantes del gobierno, por lo mismo, solo son unos convidados de piedra, no deciden nada.

A todo lo anterior atribuyo que esté cometiendo errores,lo que tal vez no percibe o que si lo hace los minimiza, pensando que no tienen mayor trascendencia y que no tendrán mayores consecuencias en su administración.

El gobernador no solo tiene que serlo, sino también parecerlo. Su imagen debe corresponder, ser la apropiada a su investidura.

En la pasada Reunión de la Comisión de Seguridad y Justicia de la Conago, celebrada en la Ciudad de México, en la foto oficial aparece relegado en el último lugar a la derecha (viéndola de frente). Desentona, además.

Es el único que no se vistió de traje si bien portó un saco en tono azul, un pantalón en un tono verde claro (no combinaban) y camisa blanca, sin corbata. El resto, los civiles aparecen bien trajeados, como que son gobernadores de sus estados, y los militares con toda la propiedad que ordena su protocolo para ceremonias especiales.

No faltó el agudo observador, político por supuesto, que me hizo el comentario irónico: parece que es el que sirve los cafés, no el gobernador de uno de los estados más importantes del país, que bien podría ser una república independiente.

¿No tiene un asesor de imagen que le vaya diciendo cómo debe vestirse para tal o cual ocasión?, ¿cómo combinar los colores de su ropa? La vestimenta connota, además, un lenguaje no verbal, está significando algo, diciendo algo. El medio es el mensaje, postuló Marshal McLuhan.

El presidente Andrés Manuel López Obrador, su modelo por excelencia, lo entiende muy bien por lo que en Palacio Nacional y en ceremonias especiales viste de traje, le da la relevancia que exige su investidura.

No es que el hábito no haga al monje, es que en política, sobre todo en la política que se practica en nuestro sistema, aplica en todos sus términos aquello de que como te ven te tratan.

El gobernante, lo mismo del país como de un estado como el de Veracruz, tiene que hacer valer su alta investidura y ello pasa por su forma de vestir: ni chairo ni fifí, gobernador, en toda la línea. En la foto a la que hago alusión, él o el ayudante que le asiste debió haber reclamado el lugar que se merece acorde con la importancia del Estado que gobierna.

No cuidar su imagen le baja sus bonos ante sus representados. Es un error que aparentemente no tiene relevancia.

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