
CHILPANCINGO, Gro. (Proceso).- La escena de horror de siete cuerpos cercenados en el centro de Chilpancingo y un mensaje para la presidenta municipal, Norma Otilia Hernández, anunciaron el fin de la pax narca en la capital de Guerrero. Y evidenciaron la cercanía entre políticos y grupos criminales.
La crisis en Chilpancingo por la guerra entre los grupos criminales Los Ardillos y Los Tlacos, con la autoridad municipal como epicentro, se gestó en cuatro puntos de conflictos alrededor del municipio, explica el investigador Chris Kyle, de la Universidad de Birmingham, Alabama, quien desde hace 15 años sigue la violencia criminal en la zona Centro del estado.